miércoles, 18 de abril de 2018

¿Qué opina la psicología de los fetiches?


Cuerdas. Látigos. Mordazas. Ropa interior usada. Pies. Todos tenemos una imagen mental de lo que son los fetiches, pero muy pocas veces nos paramos a pensar en los motivos de su existencia. ¿Están bien? ¿Son algo perverso? ¿Tenía Freud razón al decir que eran una manifestación de pulsiones reprimidas del hombre por el miedo a los genitales de su madre? (No. Freud no tenía razón en eso último. Ni en muuuuchas otras cosas, pero eso es una cuestión para otro día). Seis meses después del texto sobre sexting, hoy volvemos a explorar nuestra sexualidad desde una óptica psicológica. Esta semana hablamos de fetiches.

El fetichismo es una parafilia (patrón de comportamiento sexual) que consiste en la excitación erótica o la facilitación/consecución del orgasmo mediante objetos fetiche, véase unos zapatos de tacón o partes concretas del cuerpo como los pies. Vamos, gente que se excita y/o que alcanza antes el orgasmo al tener cerca o pensar en objetos que no resultan excitantes a la mayoría de la población. Los ejemplos más comunes (y habituales) serían los ya mencionados pies, zapatos de aguja, la ropa interior (usada o sin usar), el cuero, el látex, las corbatas...

Una apreciación importante es que, si bien a muchísima gente le resultan eróticas estas cosas, en el caso del fetichista el foco de interés recae sobre el objeto en sí y no sobre la persona que lo lleva. Asismismo, los llamados juguetes sexuales (una vagina enlatada, un vibrador) no contarían como fetiches, pues son objetos cuyo único fin es estimular sexualmente y actúan como reemplazo de partes comúnmente consideradas como sexuales (la vagina y el pene).



Por regla general, los fetiches no son considerados un trastorno de ningún tipo; para etiquetarlos como tal es necesario que, durante un período de tiempo mayor a los 6 meses, se presenten como una conducta necesaria para tener excitación sexual. Dicho de otro modo, que la única forma que tiene la persona de recibir excitación sexual sea a través de los fetiches. Además, deberá tener algún tipo de efecto negativo en la vida social o laboral del sujeto, como por ejemplo una persona que se excita con las corbatas y trabaja en una tienda de alta costura. Muy probablemente su fetichismo ejercería alguna clase de influencia sobre su rendimiento en el trabajo.

El concepto de fetichismo fue utilizado por primera vez por el psicólogo Alfred Binet (creador del primer test de inteligencia) allá por el año 1887, y desde entonces multitud de profesionales de la salud y la psicología han dedicado su tiempo y energía a estudiarlos...

...llegando finalmente a la conclusión de que no tenemos ni idea de por qué existen.

Bueno, a ver, ni idea tampoco. Existen diversas teorías que parten de distintas corrientes de pensamiento, pero 1) ninguna está aceptada por la totalidad de la comunidad científica y 2) ninguna es capaz de explicar todo todo todo. Aun así, si estamos bastante seguros de la veracidad de las explicaciones de algunos fetiches puntuales, como por ejemplo el de pies.

Según neurocientíficos como Ramachandran, la zona de nuestro cerebro dedicada a los genitales se sitúa al lado de la que se encarga de nuestros pies. Esto podría causar que individuos con un desarrollo cerebral determinado acabasen generando conexiones entre ambas zonas, lo que culminase en estimulación sexual al contemplar imágenes de pies o ser tocado por ellos. También existen conexiones entre las zonas del placer y el dolor, lo que explicaría la existencia de individuos que sienten placer sexual al sufrir dolor (masoquistas).


La distribución de nuestros órganos a lo largo de la corteza cerebral.

Con todo, la investigación relativa a los fetiches todavía tiene mucho camino por recorrer. El psicólogo Roy Baumeister, por ejemplo, sugiere que más allá de la infancia los fetiches masculinos no se pueden modificar, mientras que los de las mujeres serían susceptibles al cambio durante toda su vida... pero una vez más todavía falta mucho hasta que podemos realizar afirmaciones categóricas a este respecto. Los fetiches son algo totalmente normal y de lo que no debemos avergonzarnos, y en caso de que nuestro fetiche afecte de algún modo a nuestro bienestar físico o emocional deberemos acudir a un profesional (psicólogo, sexólogo o médico) para que nos asesore de la mejor manera lo antes posible.

Y eso es todo por hoy... y hasta dentro de 2 semanas, pues la cadencia de publicación de estos textos pasa de ser semanal a bisemanal. En caso de que el texto os haya resultado interesante no olvidéis compartirlo en facebook y hacernos saber en los comentarios sobre qué temas queréis que hablemos en un futuro.

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