miércoles, 4 de abril de 2018

¿Qué es el sesgo del superviviente?

Tras un breve parón vacacional volvemos a la carga con un nuevo proceso psicológico a investigar. Esta vez pondremos la lupa sobre todos estos individuos que, de algún modo, han alcanzado el éxito en alguna faceta de sus vidas y ahora intentan explicar cómo han llegado a donde están. Hablamos de Mark Zuckerberg, escaladores del Everest e incluso ancianos centenarios. Hoy hablamos del sesgo del superviviente.


Imaginad que encontrásemos a una anciana que acaba de cumplir 101 años. Tras las clásicas felicitaciones, probablemente le preguntaríamos cual es su secreto para haber alcanzado semejante edad, a lo que nos responde "Todos los días desayuno una rodaja de melón". ¿Podríamos afirmar que para vivir 101 años es necesario desayudar todos los días una rodaja de melón? La respuesta es no. No solo carecemos de pruebas de que sea gracias a esa rodaja que ha llegado a esa edad, sino que dejamos de ver a toda esa gente que murió a lo largo de los años con 20, 40, 60 y 80 años que también desayunaba todos los días una rodaja de melón.

El árbol nos impide ver el bosque.

El sesgo del superviviente es el error lógico de centrar nuestra atención en aquellos que sobreviven y dejar de lado todos los que se quedaron atrás. Esto, que puede parecer la mejor opción si lo vemos desde un punto de vista evolutivo ("Anda, este cazador ha atrapado un jabalí, me fijaré en cómo lo ha hecho") repercute en todos los ámbitos de nuestra vida, y puede alcanzar consecuencias bastante peligrosas. Un ejemplo especialmente famoso sucedió durante la segunda guerra mundial. Ante los constantes derribos de aviones por parte de las fuerzas nazis, los Aliados intentaron reforzar los puntos críticos de los aparatos, siendo crucial reforzar el menor número de zonas posibles porque con demasiado peso añadido el avión no volaría.

Inicialmente se planteó la opción de reforzar los puntos donde había más marcas de disparos (alas, cola y vientre del avión), pero esa no era la respuesta correcta. Los aviones que tenían balazos allí habían sobrevivido a la misión. La respuesta no era cubrir esas zonas, sino proteger las demás, pues los aviones que recibían impactos en otros puntos no eran capaces de volver a casa


Cuando nuestros razonamientos se ven influenciados por el sesgo del superviviente, solemos caer en tres errores:

-Nos vuelve excesivamente optimistas. Cuando solo nos fijamos en los éxitos olvidamos todos los errores e intentos fallidos que vinieron detrás, y veréis cómo con un breve ejemplo entendéis a la perfección lo que esto implica. En el 2017 salió Cuphead, un videojuego hecho por dos hermanos que rehipotecaron sus casas para poder pagar los costes de su creación. El juego fue un éxito, y un montón de webs promocionaron el movimiento como un gran acto de valor y amor por su creación. Tristemente, nadie recuerda los cientos de estudios que hicieron lo mismo y fracasaron, todo esto mientras aumentan las rehipotecaciones porque "Si a ellos les salió bien yo también tendré suerte".

-Pensamos que el éxito fue gracias a alguna característica especial. El ejemplo anterior de la rodaja de melón; podemos creer que esa es la razón, pero estaríamos descartando a todos aquellos que desayunaban lo mismo y acabaron enterrados. Tal vez nuestra centenaria anciana perteneciera toda su vida a una clase social alta que la cubrió de atenciones, cuidados médicos y un estilo de vida variado y saludable; no podemos afirmar rotundamente que el auténtico salvavidas fuera el melón diario.

-Por último, tendemos a idealizar determinadas épocas y lugares. ¿Quién no recuerda Ciudadano Kane, Casablanca y demás cintas de culto de hace más de 50 años? Antes sí que se hacía buen cine, ¿eh? No como ahora, que todo es Transformers, Fast and furious y demás cosas para consumo masivo. La clave está en que hace 50 años también existían películas mediocres cuyo único objetivo era hacer caja en los cines, pero esas obras han sido olvidadas por el tiempo. A nosotros solo nos llegaron las mejores cintas, y tendemos a infravalorar el cine actual y alabar desmesuradamente las obras del pasado. Esto se aplica a todo, desde lo bonito que tiene el jardín nuestro vecino sin fijarnos en todos los meses de trabajo y cuidados que pasó para conseguirlo hasta cuando decimos que el Renacimiento estaba lleno de artistas increíbles cuando había miles de escultores y pintores que no tenían donde caerse muertos.


Todo lo anterior no solo afecta a los espectadores, sino también a los propios supervivientes. El 99% de las veces que alguien de éxito da una charla sobre "Las claves de mi triunfo" cae de lleno en el sesgo del superviviente, y muchas de sus ideas acaban teniendo un efecto tremendamente negativo en sus oyentes ("A mi me fue bien con mi arriesgada apuesta donde hipotequé casi todos mis bienes y no tenía un colchón detrás con el que recuperarme si salía mal. ¡Deberías hacer lo mismo! ¡Carpe diem! ¡Solo quienes arriesgan triunfan!"). 

El sesgo del superviviente es un fallo involuntario a la hora de procesar información que sufrimos todos, y al igual que el resto de sesgos se combate con información. La mejor forma de evitar caer en él es ser conscientes de su presencia, teniéndolo en cuenta cada vez que nos enfrentemos a una historia cuya narrativa siga un curso similar a los ejemplos que pusimos antes.

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