miércoles, 25 de octubre de 2017

Actividades extraescolares: ¿cuando son demasiadas?

Baloncesto. Inglés. Fútbol. Ajedrez. Karate. Piragüismo. Tenis. Conservatorio. La lista de actividades extraescolares a las que podemos apuntar a nuestros hijos es más larga que un día sin pan, y a menudo no sabemos dónde poner el límite. Sí, a todos nos gustaría que nuestra hija fuera medallista olímpica de judo, hablase alemán como una nativa y en sus ratos libres ganara torneos de equitación, pero los niños no funcionan así.


Las actividades extraescolares son perfectas para desarrollar talentos a menudo obviados en el colegio, crear amistades y potenciar el crecimiento personal, pero su exceso puede acarrear consecuencias negativas. La sobrecarga en la agenda escolar puede causar estrés, dolores de cabeza, pesadillas, molestias estomacales, agresividad, problemas para relajarse y regresión a comportamientos típicos de etapas anteriores del desarrollo. Oh, y fracaso escolar, evidentemente.  

Teniendo esto presente, ¿cual es el mejor curso de acción posible? Como casi siempre, el encontrar un punto medio entre ambos extremos es la solución, y en este caso consiste en hacer a nuestros hijos partícipes de alguna actividad extraescolar pero sin colapsar todo su tiempo libre en el proceso. Con que las actividades ocupen 2 tardes por semana es más que suficiente, pues le deja días para sí mismo, ir al parque con sus amigos y también para estar con nosotros (y también para hacer los deberes y estudiar, claro). 

Ahora bien, hay otro factor muy importante en todo esto, y es que la actividad en cuestión debe ser una actividad a la que él o ella quiera ir. Ya se pasa seis horas al día durante cinco días a la semana en el colegio en contra de su voluntad; lo mínimo es que las actividades a las que les apuntemos sean de su agrado e interés. Con esto en mente, debemos dejar de lado nuestros intereses y evitar por todos los medios proyectarnos en él. Sí, de pequeños nos habría encantado aprender a tocar el piano, pero a tu hijo no tiene por qué gustarle tocar el piano. Diablos, no tiene ni por qué gustarle la música. Cuando escojamos a qué actividad irán nuestros hijos es prioritario que sean ellos quienes elijan, y no nosotros los que tomemos la decisión en su lugar.



Por último, en casos donde participa en más de una actividad resulta recomendable que no pertenezcan al mismo grupo. Dicho de otro modo, si una de las actividades es un deporte (fútbol, baloncesto, remo...) sería positivo que la otra estuviese más enfocada a la expresión artística (pintura, teatro, música...). Eso sí, todo esto son recomendaciones, no imperativos cósmicos. Es perfectamente válido que una niña realice dos actividades físicas distintas y ninguna artística, o que un chico se dedique solo a ir a teatro 2 veces por semana. Es preferible poco y bien que excederse y agobiar a nuestros hijos en el proceso.

Y con esto y un bizcocho terminamos por esta semana. ¿Qué actividades extraescolares realizan vuestros hijos? ¿Están satisfechos con ellas? Contádnoslo en los comentarios.

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